viernes, 24 de mayo de 2013

La Fidelidad de tu Gato

Los gatos son animales extremadamente sensibles a los sentimientos de los seres humanos; el gato suele encariñarse mucho con su amo y las personas con las que se relaciona a diario, siendo muy afectuoso y compañero.

El gato adulto rehúye normalmente a los extraños, pero según el carácter, puede familiarizarse rápidamente con personas desconocidas.

El gato además es un ser sumamente independiente, que no le gusta sentirse controlado, incluso cuando está tranquilamente acurrucado en el regazo de su amo, necesita sentirse libre; si tiene la impresión de que se le está reteniendo, abandonará su posición por cómoda que sea.
  
Necesitan de un cariño discreto, que no resulte opresivo, además necesita ausencia de prohibiciones; éstas serían las "necesidades espirituales" para un felino.

Su libertad debe poder manifestarse en el ámbito de lo que el animal ha elegido como su territorio, extenso o limitado, según el caso.

El gato acostumbrado a salir a un jardín, o a corretear por el campo, sólo verá satisfecho su deseo de independencia si se le deja salir; el que vive en un apartamento, se sentirá igualmente libre con tal que se le permita moverse a su antojo por donde él está acostumbrado a vivir. . 

En suma, el felino doméstico necesita sentirse dueño de sus movimientos dentro de lo que él considera sus dominios, ya se trate de una granja en pleno campo, de un chalet con jardín, o un pequeño departamento.

Los gatos pueden amar a su dueño con inusitada intensidad, como se ha visto en muchos casos, de gatos que inclusive se han dejado morir de hambre, tras la desaparición de su dueño.

El sabio animal, sabe contentarse con su espacio aunque sea reducido, con tal que no se le niegue libertad de movimientos y tenga la posibilidad de disfrutar de una buena compañía humana, ya que los felinos desarrollan un vínculo verdaderamente importante y profundo con su amo.


El lugar en el que vive felizmente, y la figura del amo afectuoso, se funden en una única identidad, a la que el animal se siente profundamente ligado.


El animal se une con un profundo sentimiento de afecto a la persona que le da más cariño y asistencia, que no duda en dirigirle de vez en cuando una palabra cariñosa, o en cogerlo en brazos y acariciarlo, evitando hacerlo, cuando el gato rehúye las efusiones.

Convivencia con otro Gato:

los o mas gatos domésticos que vivan en la misma casa, pueden hacerse mutua compañía, mas el verdadero vínculo afectivo, lo establece con su amo.


Es casi seguro que un gato dependiente, acuse la soledad cuando se separe de su dueño, a veces da buenos resultados, proporcionarle otro felino que le sirva de compañía, procurando que el nuevo gato sea un joven cachorro, para que sea más fácilmente aceptado por el gato adulto.


Cuando dos o más gatos conviven, es normal el lavado mutuo, pues viene de los días en que la madre lamía a sus gatitos, lo cual refuerza la unión entre ellos.



Si a un gato se le impone la presencia de otro felino, puede tener celos, y hasta puede ser que busque de agredir al recién llegado.

La intervención del amo en los casos de la llegada del nuevo felino, eliminará el antagonismo, siempre que proceda de forma que no justifique el rechazo del gato más antiguo.

Es decir, el dueño no deberá mostrar preferencias, y ser equitativo en el trato con el gato que ya estaba en el hogar, para eliminar cualquier motivo de disputa entre ambos gatos.

 Normalmente al animal que lleva en casa desde hace un tiempo, le suele costar aceptar al nuevo ya que ve reducido su territorio.


Lo mejor que podemos hacer es instalar al nuevo gatito en una zona en la se puedan conocer ambas partes tranquilamente durante una semana (se bufaran, perseguirán…pero es normal y no debemos interferir), y hacer juegos en los que puedan participar los dos y que se puedan compartir con la familia en general para que todos se vayan conociendo.


Puede también recurrirse a un pequeño truco, que consiste en frotar con un paño limpio al gato residente, y con otro paño limpio, frotar al nuevo, y luego frotar a cada uno con el paño que ha sido frotado el otro, logrando de esta manera, intercambiar olores, permitiendo que cada uno se identifique con el olor del otro.
  
Tanto si es un cachorro como si se trata de un adulto, el gato necesitará unos días para adaptarse.

Todos los cambios suponen un stress para el animal, que dependiendo de cada individuo, se superará con mayor o menor rapidez.

El que más sufre con todo este asunto es sin duda el gato que ya habitaba en la casa, ya que ve alterada totalmente su rutina diaria por un intruso.

Al principio dejemos al gato nuevo en una sola habitación y poco a poco podremos alternar la estancia de uno y otro, para que sin llegar a verse, huelan y oigan la presencia del otro animal. Darles de comer a los dos cerca de la puerta que los separa y jugar también cerca de esa barrera, ayudará a que cada uno de ellos relacione al otro gato siempre con cosas buenas y por tanto, se acepten con mayor rapidez.

De nuevo habrá que tener paciencia y prestarle mucha atención a nuestro inquilino más antiguo.

Hay gatos que se toleran casi sin problemas en unos días, y otros que realmente se enfadan por bastante tiempo.

Como mínimo tendremos que contar con 15 días. Las peleas realmente serias, casi siempre, van acompañadas de muchísimo ruido por parte de, por lo menos, uno de los dos gatos. Mientras no haya más que bufidos y no grandes peleas, la situación irá mejorando día a día.


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