sábado, 25 de mayo de 2013

La Convivencia entre Perros y Gatos

¿Perros y gatos conviviendo?

La edad, el carácter y el sexo son algunos de los factores que se deben considerar para una convivencia satisfactoria entre perro y gato.

"Llevarse como el perro y el gato", dice el proverbio..pero no debería significar necesariamente llevarse mal. En determinadas circunstancias la relación es excelente, y, en cualquier caso, se pueden prevenir y controlar los problemas de convivencia.


Los perros y los gatos son predadores por naturaleza, y su instinto les incita a perseguir a otras especies animales. Es frecuente que los gatos se lancen tras los ratones, pájaros, moscas, etc, y que los perros hagan lo mismo con los gatos.

 Su impronta genética les dice que es una potencial presa que deben perseguir y la primera prioridad de cualquier especie animal es la obtención de alimentos para su subsistencia. En los carnívoros, y especialmente en los felinos que son carnívoros obligados o exclusivos, esta supervivencia está basada en la caza (predación) de presas vivas.

En los gatos la pasión por la caza es más difícil de erradicar que en los perros pero se puede controlar por medio de juegos, entretenimientos y teniendo cuidado en no facilitar las situaciones que despiertan este instinto.

Para lograr una buena convivencia entre especies tenemos que ser conscientes de las diferencias y respetarlas: los perros pueden ser fáciles de educar, los gatos un poquito menos. Los felinos son más independientes del amo y suelen entretenerse sin causar mayores problemas. 

Son más higiénicos, no necesitan salir a la calle a hacer sus necesidades. No son glotones como los perros, prefieren picotear.

Estos dos predadores pueden mirarse con desconfianza, justamente por que son diferentes. La incomprensión recíproca puede ser el motor de sus relaciones, pero la domesticación ha cambiado estos dominios y es una gran verdad que la convivencia puede hacer al cariño

A su vez la proximidad del hombre provocó una menor densidad de predadores lo que posiblemente aumentó las posibilidades de éxito en la procreación y en la supervivencia de los individuos. 

Esta es la causa más probable para la explicación de por qué los depredadores domésticos correctamente sociabilizados con los seres humanos u otras mascotas no sólo no huyen de los mismos sino que además pueden buscar su compañía.

Acostumbrarlos desde Cachorros:

Si los acostumbramos desde cachorros a su mutua presencia, es decir, los socializamos correctamente y los educamos para convivir, la adaptación será mucho más fácil. 

Terminarán asumiendo que no es necesario cazar para sobrevivir, que afortunadamente ese tema lo tienen resuelto, y que su relación con otras especies puede ser diferente. Desde cachorros aprenden de sus padres y congéneres, y por supuesto del ambiente que los rodea lo que condicionará su comportamiento de adulto. 

Nosotros los humanos, formamos parte de dicho ambiente. Pero está claro que debemos enseñarles a vivir en este nuevo escenario, porque la impronta genética trasmite muchas cosas.

Cuando un perro ve a un gato desconocido inmediatamente lo acosa. El felino medita qué es lo que le conviene, si hacerle frente o darse a la fuga. El perro dilata sus pupilas, pone sus orejas tiesas, y permanece expectante ante las reacciones. Si se inicia la pelea el gato se endereza y emite un particular sonido

Esta actitud provoca el ataque de un perro que no sea tímido. Un gato audaz se lanza al rostro del enemigo, pudiendo provocarle graves lesiones en los ojos. Los zarpazos y los mordiscos de los gatos pueden producir profundas heridas que se infectan con relativa facilidad. Un gato sano es más rápido que cualquier perro.

Pero si comparten el mismo territorio y les facilitamos las cosas con contactos tempranos terminarán haciéndose amigos. Lo mismo ocurrirá si la mascota no es un gato, sino un conejo, un roedor o un pájaro; si nuestro perro es joven la adaptación también será mucho más fácil. Si es un perro de raza con temperamento tranquilo, que no ha sido seleccionado para cazar, la convivencia se dará de forma mucho más natural.

Qué debemos hacer si queremos tener perros y gatos conviviendo juntos en casa?


Como decíamos anteriormente, un animal joven se adapta mucho más fácilmente a la convivencia con otras especies que los adultos y los que peor lo llevarán son los ancianos, acostumbrados a ser los reyes de la casa durante años.

Los cachorros son más juguetones que cazadores, no tardarán en establecer sus propias jerarquías, sus propias interacciones, sus propios roles. Aunque es importante que siempre dispongan de sus específicos lugares para comer y para dormir para que puedan refugiarse en momentos de agobio.

La presentación es un momento muy importante en la futura relación que se va a establecer entre ellos, es mejor que nuestro perro en ese momento esté cansado por haber realizado ejercicio, recién alimentado y tranquilo

Sicuando le presentamos a la nueva mascota da muestras de tranquilidad hay que felicítarlo, demostrarle que te enorgullece su reacción pacífica. Cuando más edad tenga el perro más paciencia hay que tener, pero la fórmula es la misma.

Y por supuesto, nunca estimular su instinto de caza y persecución, sino más bien reprimir cualquier intento de caza y captura a todo lo que se mueve, más aún si la forma de moverse es errática o vacilante como ocurre con los niños.

La Territorialidad:

En la medida de lo posible, es fundamental hacer patente al animal que ya vive en casa, que el recién llegado es un nuevo compañero de juegos y que no le querremos menos porque haya otro animal en casa. También hay que plantear la situación como un acontecimiento positivo. 

Esto es importante para minimizar, lo máximo posible, el problema de la territorialidad, que puede causar peleas y rechazos, algo que no siempre tiene por qué ocurrir. Si el animal es sociable, juguetón y cariñoso, es muy probable que no haya rivalidades.

La territorialidad consiste en el afán de un animal por defender con celo su espacio, en este caso, dentro de una casa. Se puede poner de manifiesto con demostraciones de posesión con alguno de los miembros de la familia, de forma que ocurran intentos de agresión cuando el otro animal se acerca a esa persona. Pero también puede haber peleas por la comida o la zona de descanso. En la mayoría de los casos, esa territorialidad se traduce en un mero gruñido o una exhibición de colmillos para avisar al otro animal.

Por otro lado, al menos al principio, hasta que perro y gato se acostumbren a convivir, se deben marcar áreas separadas dentro de la casa para comer o dormir. Si con el tiempo todo va bien, tanto el perro como el gato estarán dispuestos a compartirlo todo: juguetes, cama e, incluso, comida. Son numerosas las relaciones de amistad incondicional entre canes y felinos, sobre todo, si son de diferente sexo, porque de esta manera se descarta la territorialidad.

Son conocidas y curiosas las imágenes de una gata que amamanta a cachorros de perro huérfanos o el caso contrario, una hembra de perra que cuida de una camada de gatitos. Los animales a menudo dan lecciones de generosidad de este tipo. Son capaces de compartir espacio, cama, juegos y familia. Pero para que ocurra así, los dueños deben respetar sus espacios, cubrir sus necesidades y hacer sentirse queridos tanto al perro como al gato.

Evitar los Celos:

Los celos pueden suponer un obstáculo importante para lograr una convivencia satisfactoria, por lo que hay que evitarlos. Para ello, es recomendable prestar atención para que las dosis de cariño sean las justas para los dos animales, con el fin de evitar que uno piense que el otro le come el terreno. La relación entre perro y gato no tiene que ser un fracaso de antemano. Todo es cuestión de paciencia y saber hacer.

Las dosis de cariño deben ser las justas para los dos animales, con el fin de que no tengan celos

Consejos para la convivencia entre perros y gatos

  • Es recomendable comenzar la convivencia entre perro y gato de sexo distinto y cuando son cachorros.
  • El carácter de los animales influirá en que la convivencia sea más o menos satisfactoria, es decir, será mejor que no sean muy territoriales y sí dóciles y tranquilos.
  • En principio, si fuera necesario porque hay algunos roces, se pueden delimitar zonas distintas para los animales (para dormir y comer).
  • Hay que tener mucho cuidado con la administración de las dosis de cariño. Se deben repartir de manera equitativa.





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